OPINIÓN
¿Educación
o mercado?
La mercantilización en las aulas no es
ya una tendencia, sino una realidad
Sentado junto al Ministro de
Educación, el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, afirmó que “los
universitarios españoles tienen un nivel comparable a los estudiantes de
secundaria de Japón”. Busco algún dato que avale esta información y resulta que
el estudio —todavía no publicado— procede de una Fundación denominada
Conocimiento y Desarrollo que está presidido por Ana Botín, consejera del grupo
Santander y miembro del Consejo de Administración de Coca-Cola. De esta
fundación forman parte, también, un nutrido grupo de grandes empresas españolas
que buscan, entre sus objetivos, adecuar el sistema universitario al mercado
laboral.
En la misma comparecencia, el
secretario de la OCDE se manifestó a favor del copago universitario y de
convertir las becas actuales en un sistema de préstamos a devolver por el
estudiante. Los medios de comunicación “compraron” inmediatamente el escandaloso
titular y casi ninguno citó que se trataba de un estudio de un grupo
empresarial. Junto a esta noticia, que desacreditaba el conjunto de la
Universidad española, se relacionaba el paro con la sobretitulación o la
titulación equivocada de nuestros jóvenes y no con el modelo productivo de
nuestro país. Al parecer hay millones de puestos de trabajo pero nuestros
jóvenes, ay, tienen titulaciones equivocadas. Debe ser por eso por lo que en
medio mundo se les recibe con los brazos abiertos mientras que en nuestro país
el mercado laboral los expulsa.
Varios días después se dio a
conocer un informe sobre la educación financiera de los jóvenes de 15 años y en
el que los estudiantes españoles han quedado en la cola. Esta vez sí se trata
de un informe de la OCDE solo que no es un informe global sino reducido a una
quincena de países. Nuevamente mi sorpresa es que el BBVA patrocina estos
estudios y su presidente, Francisco González, afirma que “la educación
financiera es una tarea colectiva”. El caso es que los alumnos que tenían
cuentas corrientes en bancos (al parecer un 50% de la muestra) sacaron muchos
puntos de ventaja sobre el resto. Pero la desigualdad social no es algo que
preocupe en absoluto a la OCDE ni a sus estudios, lo importante son los
resultados, la competencia, la evaluación numérica, que no evolutiva, de los
alumnos. Según González, la educación financiera es “una parte muy importante
de lo que es una sociedad en cuanto a tomar decisiones informadas en cuanto a
su ahorro, en cuanto a su gasto. Hace que los ahorradores sean más consistentes
y que los deudores sean mucho más responsables en el tiempo”. O sea que la
labor de la educación es la simple integración en el mercado laboral y la de
formar ciudadanos que paguen a los bancos.
Me informo de que han empezado a
emerger empresas evaluadoras, compraventa de pruebas valorativas, cursos
especializados para que los centros obtengan resultados superiores al calor de
esta fiebre cuantificadora del sistema educativo. En algunos países asiáticos
ya se someten a pruebas de hora y media de duración a niños de seis años. Desde
pequeños hay que inducirlos a competir en el mercado. En vez de un nombre, una
historia, una cultura, serán un número en la escala global que les otorgará su
lugar exacto en el mercado laboral.
La mercantilización de la
educación no es ya una tendencia sino una realidad que se expone con descaro y
sin el menor respeto a la comunidad educativa. La opinión del profesorado, de
la pedagogía, de las ciencias sociales no cuenta para nada en el diseño
educativo. Son las empresas y la banca los que diseñan la orientación y las
materias que se imparten. La educación como proceso de formación del ser
humano, de transmisión de cultura, conocimientos, creatividad y crítica ha sido
suprimida sin contemplaciones. No hablemos ya siquiera de su valor como
equilibrador social y como igualdad de oportunidades. Por eso, la OCDE que no
la Unesco ni algún organismo internacional de rostro más humano ha ocupado el
lugar de autoridad educativa mundial. A no ser que se produzca un movimiento de
regeneración educativa, aviados vamos entre el inmovilismo de la vieja escuela
y la mercantilización brutal de nuestro futuro.
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